lunes, 3 de julio de 2017

~ Leap year ~

TENÍAS QUE SER TÚ 




Hoy os traigo una película del 2010 que vi en su momento y que, por cosas del cosmos, he deseado volver a ver para saciar una parte de mí que grita fuerte en mi interior... Y, creo que no me equivoco cuando afirmo que, si os pasa un tercio de lo que siento yo con todo lo que envuelve Irlanda, esta película de comedia romántica se abrirá hueco por el caminito de vuestros corazoncitos. ¡Teñidos de verde para esta fabulosa ocasión! 
Divertida, fresca, amena y con personajes característicos con los que o bien podremos identificarnos o bien podremos sentir en piel. 

"Una joven enamorada (Amy Adams) va a Dublín para pedirle a su novio que se case con ella. Lo hará siguiendo una tradición irlandesa, según la cual solo un día cada cuatro años -el 29 de febrero- una mujer puede proponer matrimonio a su novio con la certeza de que no será rechazada. Sin embargo, durante el viaje, una circunstancia imprevista la obligará a pedir ayuda a un rudo mesonero irlandés (Matthew Goode) con el que tendrá que caminar campo a través si quiere llegar a tiempo para hacer su propuesta de matrimonio". 
(FILMAFFINITY)



Al igual que mi maravillosa íbiri con sus reseñas, intento no destriparos más de lo que puedo contaros de las películas que me surge recomendaros. A menudo es difícil, porque mucha de la magia reside en el estado anímico con el que recibimos lo que vemos. Por eso os pido que mantengáis siempre una postura abierta, dispuesta a descubrir lo que sea a través del cine y la pantalla. En este caso, creo que no os será demasiado difícil, porque los personajes son de aquellos que se hacen de rogar, que desesperan tanto como atraen. Claro que esa es mi opinión, por supuesto. Quizá a alguno os da por querer zarandear a más de uno... ¡y lo respeto! 

Pese a la sinopsis proporcionada por FILMAFFINITY, os cuento lo siguiente. Anna, que trabaja como decoradora en Boston, descubriendo que su novio no parece dar el paso, decide seguir una tradición irlandesa y viajar hasta el precioso país para, un veintinueve de febrero, proponer ella el matrimonio. Su intención se ve turbada, no obstante, por los inconvenientes de un viaje espontáneo, impulsivo y lleno de circunstancias made in Ireland. Por no hablar, quizá de la aparición de Declan, un joven muy irlandés que, a la mínima ocasión, aprovecha para burlarse de las costumbres y la torpeza de la protagonista. Será el encargado, sin embargo, de ayudarla (aunque por motivos e intereses propios) para que, desde ese pueblito perdido del país, llegue hasta Dublín. 
Y no os digo más. ¡Que es un viaje lleno de situaciones que os harán, como poco, sonreír! Al menos es así en mi caso... ¡que la vuelvo a ver! 


Ah... 
No tiene pérdida. Quiero creer que las malas críticas de FILMAFFINITY, las cuales no voy a incluir porque considero que no le hacen realmente justicia, están basadas en detalles ajenos a los protagonistas. Porque, desde mi humilde punto de vista, el encanto que éstos proyectan en la gran pantalla... o los mismísimos parajes de la tan bonita Éire, es innegable. Solo por eso... la película es bella (y a todos nos gusta una moderada dosis de tópicos). Creo, además, que es de esos films por los que te enamoras de lo sencillo. Donde descubres que el amor, la pasión o el deseo se reduce a mucho más que expectativas, comodidad y costumbre. Me gusta precisamente porque rompe algunos esquemas en ese sentido. 

¡Y me he reído!  La torpeza de Anna, que es lo que empuja a Declan a ser un adorable pijotero que se burla de ello, provoca unas situaciones que arrancan la sonrisa. ¡Merecen ser vistas! 

Debo decir que... Ay, no sé si decirlo. Va, sí. No, no. Igual no queréis. Pero. Ay, si no lo digo reviento. Vale, va, me animo. ¡No lo toméis como spoiler! Ay, no sé... ¿Mejor os doy una pista? Bueno, va, digo sin decir...




Para mí, esta película... tiene una escena que es tan formidable como memorable. De esas que revuelven las tripas con el aleteo de maravillosas mariposas y que, después, lentamente, arrancan un suspiro... Y solo diré que hay una mesa de por medio. Créedme que con eso digo poco. 

La mordaz lengua de Declan, la inocencia  de Anna, los piques en los que se ven envueltos por su carácter; el esfuerzo y empeño de ella, la honestidad y todos esos sentimientos guardados de él... Pues qué queréis que os diga. Yo me he enamorado, cómo para no hacerlo, vamos. 
Emprenden un viaje lleno de aventurados infortunios que traen consigo el despertar de un callado cariño. ¡Y qué decir de los clichés irlandeses que,  lejos de estar trillados, dotan la película de un particular tono humorístico! 

Uno se enamora cuando se enamora... y a veces sin darse cuenta. 

No deseo enrollarme. Deseo que la veáis. Si no es por el corte romántico u cómico, que sea para enamoraros de Irlanda como yo llevo toda la vida...

Este colibrí os manda un saludo con el grito de Erin go bragh! 



RA



3 comentarios:

  1. He perdido la cuenta de las veces que he visto esta película,es preciosa! Y esos paisajes que me recuerdan tanto a Escocia...
    Me reí por ese humor de Declan, y esa Anna tan inocente y a la vez decidida! Y no puedo dejar de mencionar a Louis, je je.
    Preciosa reseña!

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  2. Ea, pues otra más para ver próximamente!
    Muchas gracias por dejarnos tu valiosa opinión, como siempre, fantástica ♡
    MuMi, MuMi.

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  3. No conocía la película, así que me la apunto que tiene una pinta estupenda. A ver cuando me hace un hueco la niña y puedo verla en condiciones.
    un beso

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