~ EN NOMBRE DEL AMOR ~

(The choice)

★ “Las decisiones que tomamos disponen la vida que llevamos” ★

Así se expresaba Shakespeare en la obra “Hamlet” y probablemente esto represente en gran modo mi forma de pensar acerca del mundo y su magnitud. Sin creer en un destino escrito, siempre he creído que la toma de decisiones nos podía llevar hacia un punto u otro bien distinto, existiendo infinitas posibilidades afectadas por el efecto mariposa que surge del libre albedrío al que nos exponemos desde el minuto número uno de nuestras vidas. Si decido escribir esta entrada, sé que lo que me depare volverá a dar un giro que si, por lo contrario, decido quedarme para mí todo lo hermoso que me ha sucedido al aventurarme a conocer esta historia. 

Es por eso que os vengo a presentar esta película, que todavía no ha sido estrenada pero que he tenido la oportunidad de ver en versión original, sin subtítulos y, aun así, caer totalmente rendida, nuevamente, a la belleza que los guionistas consiguen retratar de las bonitas y sonadas obras de Nicholas Sparks. Escribo esta entrada con antelación al estreno, que si no me equivoco está previsto para mayo, para despejar vuestras dudas si, por casualidad, las tuvieseis. 

¡Allá voy, volad con este colibrí! 

No voy a caer en la costumbre de añadiros alguna crítica, favorable o no, porque me temo que lo que ha ocurrido con esta adaptación es que ha habido muchísimas comparaciones con la película protagonizada por Rachel McAdams y Ryan Gosling (El diario de Noah), cosa que, personalmente, no entiendo, pero… 

Esta es la historia de Travis (Benjamin Walker), un veterinario con un don para las mujeres, con un estilo de vida que más de uno querría, acompañado de buenos amigos, de familia, de su fiel y adorable perro, con una casa con unas vistas magníficas pero que, en gran parte, no busca tener ninguna relación seria pues, tenerla, podría echar a perder la vida que lleva y el modo en que le gusta llevarla. A pocos metros, vive Gabby (Teresa Palmer), una aspirante a médica que vive con su perra, ensimismada en sus estudios y con el corazón ocupado por su novio Doctor. Con estilos de vida distintos, los dos personajes parecen chocar y sacarse de quicio mutuamente, viéndose, sin embargo, arrastrados por unas circunstancias que los acabarán uniendo un poco más hasta descubrir que lo que uno ha rechazado toda la vida es lo que más desea y lo que uno ha intentado evitar es lo que necesita que ocurra. 

La historia se desarrolla como en una montaña rusa. La subida es trepidante, divertida, en la que las ansias te devoran por dentro, con unos puntos y unos diálogos que te enganchan desde el minuto uno a esa peculiar relación de tira y afloja que todos adoramos ver en pantalla o leer en un libro. La bajada es puro aire fresco en los pulmones, una sensación de magnificente libertad, descubriendo la magia de esos instantes en los que se cae en la cuenta de lo hermoso que es sentir; sentirse completo, lleno y eufórico por esas mariposas aleteando en las entrañas. El circuito es duro, quizá más brusco, con golpes inesperados y un ligero temor que te bloquea. Surge el miedo, la inestabilidad y un suave desasosiego que te mantiene despierto, alerta. Y, finalmente… 

¡No, hombre no! ¡A tanto no voy a llegar!

¿No he dejado entrever en todo eso lo mucho que me ha llegado esta magia? 

Cuando he sido consciente (por Instagram) de que la película había salido en buena calidad, no me lo he pensado si quiera. ¿Una película de Sparks con Benjamin Walker de protagonista masculino? ¡Venga! ¡Doble ración para este colibrí, por favor! Qué gusto de hombre, por favor… (Sé que no tenéis mucha idea sobre mis gustos, que son muy dispares, hasta ahí podéis intuir… pero, siendo Liam Neeson mi actor preferido por excelencia, sintiendo adoración por él…, no debe extrañaros que Benjamin Walker, a quien tuve el honor de ver en una película que me encantó, pareciéndose a Neeson, me guste hasta los deditos de los pies…). ¡Pero centrémonos! 

No puedo deciros si Benjamin Walker es una perfecta adaptación de Travis para la película porque, siendo sincera, no me he leído el libro (aunque no descarto hacerlo en algún momento, a ver si cae pronto…), pero sí puedo decirlos que atrapa. La palabra perfecta es atrapar. Con esa picardía, con ese humor, con esa mirada que transmite cuánto desea, cuánto… ¡Ay, omá! Sólo con recordar una escena en la que, sin destriparos nada, bajo una noche con el brillo de la luna, sus ojos se pierden para contemplar el perfil de ella… Respecto a ella, lo mismo que con Travis. No sé si Teresa Palmer es tal cual Gabby en el libro (es lo malo de no haberlo leído, supongo), pero, habiendo visto varios trabajos de ella, algunos mejores que otros, puedo aseguraros que transmite cierto realismo que, hoy en día, personalmente, creo que falta en las películas románticas. Más allá de la carga dramática, más allá de si los actores han vivido con mayor o menor intensidad algunas de esas circunstancias que intentan plasmar, creo que es indudable que se carguen del mayor realismo posible. Y, entre nosotr@s, creo firmemente que aquí sí sucede así. 

• Los personajes secundarios pero que, indudablemente, tienen un peso para los protagonistas, son entrañables, necesarios para la vida misma. Son esas personas que todos tenemos a nuestro alrededor. Los que nos agarran, nos sostienen, nos recuerdan quiénes realmente somos y cuáles son nuestros puntos flacos, entre burlas, confianza y un vínculo irrompible. Entre ellos podéis reconocer a Alexandra Daddario, Maggie Grace, Tom Welling, Tom Wilkinson…

Los protagonistas de la película, sacados de la vida misma, de circunstancias a las que algunos de nosotros nos hemos visto empujados por decisiones tomadas, tendrán que enfrentarse al tiempo, al camino en el que hayan terminado por escoger, inconsciente o conscientemente. Y, para mí, lo grande de esta película, de esta historia, es el mensaje que terminemos sacando de esto. 

No os hablo de bandas sonoras, no os hablo de personajes secundarios que pueda —o no— haber visto en otros trabajos. Tampoco os destripo nada importante porque, como bien debéis saber si seguís a Sparks o sus obras, toda la historia lo es. Pero, como escribí una vez en una historia: seremos pequeños en comparación con el universo, pero somos inmensos en comparación a la nada (y sí, tiene copyright (?)). 

Algunas decisiones te llevan al punto más alto mientras que otras, por otro lado, te empujan a lo más profundo del peor agitado mar. Algunas decisiones te marcan de por vida y otras no son más que una rutina matutina. Pero si puedes decidir mantener la esperanza del amor más vivo y real, ¿por qué decidir tirar la toalla? 

Os invito a la insistencia de Travis, a la reticencia de Gabby, al intenso amor más allá del capricho y a lloriquear —nuevamente— con una preciosa historia merecedora de un huequito en mi corazoncito de colibrí. 

Hoy, enamorada, un poco más que todos los días, me despido con un ferviente aleteo. 

Este colibrí os recomienda un romance con el que soñar y con el que enfrentarse si se da el caso. Sea como sea, disfrutad de la magia. Nunca se sabe cuándo termina.

Ra ♡